Londres (R. Unido).- Esta novedad podría abrir la puerta a tratamientos con genes para los trastornos de la visión humana que causan ceguera. Y dado que los monos tratados eran de mediana edad, los resultados obtenidos cuestionan la idea de que las terapias génicas no pueden funcionar en adultos porque sus conexiones cerebrales ya están lo suficientemente asentadas como para poder regenerarse. Un gen humano inyectado en los ojos de los monos permitió que el organismo de los animales pudiera producir por primera vez el pigmento sensible a la luz roja y verde, llamado opsina sensible a la onda larga. "Eso les permitió contar con una retina similar a la de una persona normal con visión en color", dice Jay Neitz, de la Universidad de Washington, en Seattle.
Los investigadores usaron un virus benigno similar al de la influenza para introducir el gen humano en las capas celulares ubicadas justo debajo de la retina. Luego, anexaron el gen a un "interruptor" que se activa sólo en ciertos conos de la retina y así lograron limitar la producción del pigmento a algunos, pero no a todos, los conos existentes, de modo que algunos animales pudieran seguir detectando el azul y el amarillo. A las 20 semanas, los tests visuales demostraron que los primates tenían visión en color normal. Antes de la terapia, el equipo había entrenado a Dalton y a Sam para señalar puntos amarillos o azules en un fondo gris. Para lograr una recompensa, los animales tenían que presionar un botón con la nariz cuando podían ver los puntos.
Antes del tratamiento, los animales no veían los puntos rojos y verdes en el fondo gris, pero después de la terapia inyectable empezaron a presionar el botón, lo que indicó que también podían distinguir los puntos rojos y verdes. Aunque la terapia génica sería demasiado riesgosa como para curar el daltonismo.
Los investigadores usaron un virus benigno similar al de la influenza para introducir el gen humano en las capas celulares ubicadas justo debajo de la retina. Luego, anexaron el gen a un "interruptor" que se activa sólo en ciertos conos de la retina y así lograron limitar la producción del pigmento a algunos, pero no a todos, los conos existentes, de modo que algunos animales pudieran seguir detectando el azul y el amarillo. A las 20 semanas, los tests visuales demostraron que los primates tenían visión en color normal. Antes de la terapia, el equipo había entrenado a Dalton y a Sam para señalar puntos amarillos o azules en un fondo gris. Para lograr una recompensa, los animales tenían que presionar un botón con la nariz cuando podían ver los puntos.
Antes del tratamiento, los animales no veían los puntos rojos y verdes en el fondo gris, pero después de la terapia inyectable empezaron a presionar el botón, lo que indicó que también podían distinguir los puntos rojos y verdes. Aunque la terapia génica sería demasiado riesgosa como para curar el daltonismo.
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