domingo, 16 de agosto de 2009

Nuevas soluciones para las hernias discales


Hernias discales, entre el tratamiento conservador y las cirugías emergentes...

Sobrepeso, sedentarismo, ausencia de ejercicio físico y malas posturas aceleran la degeneración del disco, por lo que conviene mantener una cuidada higiene postural, además de practicar ejercicio de forma regular
Las arrugas no son las únicas huellas que dan cuenta del paso de los años. El organismo humano esconde otras, imperceptibles a primera vista, que no siempre se manifiestan a través de los pliegues de la piel o la pérdida del pelo. La enfermedad degenerativa del disco es una de ellas, ya sea en forma de protusiones (degeneración del disco anterior a una hernia) o de hernias discales y ciática. Este tipo de desgaste afecta a gran parte de la población, hombre y mujeres por igual, y es la causa más frecuente de incapacidad laboral por debajo de los 45 años. Los expertos advierten de que muchos adultos sanos mayores de 30 años pueden sufrir protusiones de disco (hasta tres) sin que sean conscientes de ello. Se trata, por tanto, de un problema de salud cada vez más frecuente cuyo tratamiento no tiene por qué acabar siempre en la mesa de un quirófano.

Esta decisión dependerá, en primer lugar, del tipo de afección: no es lo mismo tener una hernia que padecer un dolor lumbar. Por este motivo, en lugar de hablar de hernia se dice que un paciente sufre una degeneración discal, que puede estar asociada a una hernia o no, igual que el dolor.

Aparición y prevención

Las protusiones y hernias discales no sólo se deben al proceso de envejecimiento del disco. También pueden aparecer de manera repentina, motivadas por un fuerte traumatismo. Por eso, las personas que en sus trabajos levantan pesos son más propensos a sufrir la rotura de un disco intervertebral y una hernia de forma aguda, así como los atletas debido a un gesto súbito.

Tres tratamientos para un mismo problema

Padecer una hernia no es sinónimo, ni mucho menos, de visitar la sala de operaciones. Se estima que el 80% de los adultos sufre algún dolor lumbar a lo largo de su vida, pero sólo entre el 1% y el 2% precisan cirugía. Principales tratamientos

  1. TRATAMIENTO CONSERVADOR: El tratamiento conservador o clásico se basa en reposar y guardar cama durante unos días, evitar los gestos bruscos, utilizar una faja preventiva y tomar antiinflamatorios. El objetivo fundamental es aliviar el dolor. Ahora bien, si la hernia discal es de gran tamaño y comprime las raíces del nervio ciático, las posibilidades de mejora se reducen. Como parte de este tratamiento se utilizan los ejercicios terapéuticos (estiramientos, flexión, extensión y ejercicios aeróbicos de bajo impacto), en ocasiones combinados con la acupuntura -que estimula la producción de sustancias endógenas del organismo como las endorfinas, la acetilcolina y la serotonina-. La oxigenoterapia u ozonoterapia, basada en una inyección de ozono en la zona afectada con efecto inmunomodulador y antiinflamatorio, también se usa para aliviar el dolor en procesos crónicos
  2. TRATAMIENTO INTERVENCIONISTA: A mitad de camino de los tratamientos conservadores y de los quirúrgicos se ubica el bautizado como tratamiento intervencionista. Se basa en las infiltraciones de fármacos antiinflamatorios en el canal epidural, en lugar de la administración mediante comprimidos. Los responsables de su aplicación son los especialistas clínicos del dolor o anestesistas. En ocasiones, basta una sesión para que los pacientes mejoren, aunque es habitual necesitar más de una. Estos antiinflamatorios desinflaman la raíz que comprime la herniación discal. Entre los tratamientos más novedosos en este campo destacan los utilizados por la Fundación Kovacs a partir del tratamiento de los dolores lumbares debidos a hernias discales mediante el uso de material quirúrgico -grapas- en las terminaciones nerviosas de la piel para aliviar el dolor. Un procedimiento denominado neurorreflejoterapia.

Prevención:

  1. Practicar ejercicio físico de forma regular y mantener una buena musculatura abdominal y del tronco.
  2. Evitar el tabaquismo.
  3. No levantar cargas pesadas. Si es necesario hay que protegerse con una faja.
  4. Evitar los movimientos bruscos.
  5. Mantener una buena postura corporal.
  6. Ante cualquier dolor lumbar, si persiste y no mejora mediante la aplicación de calor local y estiramientos, hay que acudir a un médico o especialista.

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